Encuentro de Escritores Sudcalifornianos “Homenaje al profesor Leonardo Reyes Silva”
“En la Nostalgia de la Tierra Somos Sinsud”
Por Miguel Serrano
No sé si nacimos a la orilla del río Humaya en la colonia Tierra Blanca o si nacimos cuando la familia ya vivía en la colonia Libertad; en Culiacán, Sinaloa.
Pero en la colonia Libertad vivimos prácticamente toda la vida. Toda la vida que en la distancia puede ser corta o puede ser la dimensión del tiempo que se puede volver una fotografía o la presencia permanente de los recuerdos de la calle; de la Escuela Primaria Ford número 4; de la Escuela Secundaria Lázaro Cárdenas en Culiacán o del tercer año en la Escuela Secundaria Alessio en Tijuana y de los inicios en la política estudiantil en la Preparatoria Emiliano Zapata y en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
En la Facultad de Derecho coincidimos con nuestro amigo: Javier Valdez Cárdenas, quien es hoy uno de los periodistas y escritores sinaloenses más reconocidos a nivel nacional.
Escribir poesía era algo que apenas se asomaba en nuestras ideas cotidianas que se integraban a las cosas que teníamos que hacer, más por convicción que, por una necesidad espiritual; porque después escribir no sólo poesía si no también escribir sobre arte en general; se volvió un compromiso y una convicción personal y política.
Porque leer cultura e historia era una necesidad para entender a México y al mundo en general.
El primer libro de poesía que leímos fue 20 poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda, lo compramos en la librería TRABAJADORES del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). Después leímos muchos libros y quizás a la fecha hemos leído unos no sé cuántos.
Cuando iniciamos la publicación de artículos periodísticos mi estimado amigo, Jesús Miguel Sánchez Gastelum, nos apoyó a través de Carmen Aida Guerra Miguel, para publicarlos en El Sol de Sinaloa (OEM). Carmen Aida Guerra Miguel era ya una periodista de reconocida trayectoria y solvencia moral; a ellos dos les debemos que nos hayan abierto las puertas del Sol de Sinaloa y les debemos el haber sido practicantes de periodismo cultural.
Fuimos a muchos talleres literarios en lo que fue la Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional de Sinaloa (DIFOCUR) hoy Instituto Sinaloense de Cultura (ISC) y a la UAS. Y poco a poco fuimos conociendo a escritores como Ulises Cisneros, Francisco Beltrán, Aristeo Romero, Elmer Mendoza, Rosa María Peraza, Oscar Liera, Juan Esmerio, Juan Ramón Manjarrez, Miguel Ángel Ojeda, Juan Ramón Ibarra, Lourdes Ocampo, Acela Bernal, Rosy Palau y leímos a escritores con trayectoria como Dámaso Murua, Gilberto Owen, Enrique “El Guacho” Félix, Juan Eulogio “El Locho” Guerra Aguiluz, Inés Arredondo y otros más.
Gracias a Héctor Valenzuela Meleros dimos clases de Investigación Bibliográfica y Estética en la Escuela de Artes Plásticas de la UAS. De esta Escuela han salido los mejores Artistas Plásticos que ha tenido Sinaloa, la cual jugó un papel trascendental en nuestro camino literario porque tuvimos la oportunidad de conocer de cerca otro género de la creación artística y más todavía, convivir con los propios creadores.
En nuestro paso por la Escuela de Artes Plásticas conocimos a Guadalupe Castro “Lopus”, Luis Landeros Cano, Marcelo Valle, Jerónimo Uribe, Rosa María Robles, Minerva Solano, Delia Guerrero, Miguel Esparza Blancas; y César Escobosa. César Escobosa, sin conocerme y porque leyó un artículo mío sobre arte en un periódico universitario, me pidió que le escribiera la presentación para su primera exposición plástica ANIMALES EN EXTINSION.
En un tiempo publicamos un artículo diario en El Sol de Sinaloa sobre los artistas que participaban en la exposición Movimiento Plástico Sinaloense organizada por la Escuela de Artes Plásticas de la UAS.
Era arte y literatura. Era la imaginación de una vida compartida con la academia, la cultura y la política; era la posibilidad de entender que todo tiene que ser un compromiso y tratar de ser consecuente con lo que se dice y con lo que se hace y más cuando la literatura requiere de orden, disciplina y trabajo. Porque todo tiene una razón de ser o todo tiene algo porque ser.
Como lo dijimos al inicio de este texto nacimos entre el monte y el mar de Sinaloa y conocimos Santiago de los Caballeros, Badiraguato lugar de nacimiento de mi madre y conocimos Teacapan, Escuinapa lugar de nacimiento de mi padre. Anduvimos por los 18 municipios de Sinaloa. Por lo tanto somos tan sinaloenses como Pedro Infante, Lola Beltrán, José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”; y conocemos un poco sobre la ficción realidad de Jesús Malverde.
Por lo tanto somos en el tiempo, en la sangre, en la historia y en la nostalgia de la tierra, sinaloenses.
Pero la vida dispone y el tiempo impone y ahora hemos andado por el mar Bermejo de La Paz y hemos llegado a donde dicen que es el fin de la tierra, pero para mí es el inicio de la tierra. Donde el mar y la sierra se juntan como nuestro pasado y se miran y se hacen uno solo; donde San José del Cabo era como un atardecer quieto y colorido.
En varios concursos de oratoria coincidimos como jurado con el profesor, Fernando I. Cota Sandez, ex cronista del Municipio de Los Cabos, cabeño ilustre y forjador de generaciones de jóvenes estudiantes. Trabajando en el Sistema de Agua Potable conocimos a Rafael López Green “El Teco”, ex cronista del Municipio cabeño y ahora somos amigos de Eduardo Ruiz Castro “El Berra”, actual cronista del Municipio de Los Cabos con quien hemos compartido varias platicas por demás interesantes y dicharacheras.
La historia de Baja California Sur y Sinaloa están ligadas de una forma o de otra en un tiempo vinieron militares y civiles de Sinaloa a Sudcalifornia. Muchos profesores y otras personas cabeñas se fueron a trabajar al Estado de los Once Ríos y se casaron con las paisanas y se las trajeron a vivir al Finisterra. Durante la revolución un combatiente de Caduaño se fue a luchar al lado de un general sinaloense.
En Los Cabos publicamos con el apoyo de Jorge Ledesma, algunos artículos en El Sudcaliforniano (OEM), principalmente de una exposición de artes plásticas del MARES (Movimiento de Artistas y Escritores Revolucionarios de Sudcalifornia), me parece que así se llamaba el grupo. Después en La Paz, Jorge Ledesma, nos presentó al poeta sudcaliforniano, Edmundo Lizardi; quien nos revisó y nos hizo la presentación de nuestro segundo libro de poesía Descuido del Pudor.
Para antes ya conocíamos a Rubén Sandoval, quien nos revisó y nos hizo la presentación de nuestro primer libro de poesía Antes del Crepúsculo y con quien organizamos hace algunos años un encuentro de literatura en Los Cabos. A Rubén Sandoval, quien tiene raíces cabeñas, le debemos nuestros primeros acercamientos con la literatura regional sudcaliforniana desde que asistimos a la Octava Jornada de Literatura Regional.
En este sentido hemos leído varias antologías literarias y varios libros de historia de Baja California Sur y podemos decir que estamos compenetrados con la literatura y la historia sudcaliforniana. No voy a mencionar nombres porque no quiero correr el riesgo de olvidarme de algunos pero a todos y todas gracias por su sus libros y apoyos.
En el camino bibliográfico ya hemos publicado cuatro libros: dos de poesía Antes del Crepúsculo y Descuido del Pudor; El Registro Civil de Baja California Sur 2005-2009, que es un informe de trabajo cuando fuimos Director Estatal del Registro Civil y un libro bibliográfico sobre Benito Juárez que se llama: Benito Juárez Forjador de la Modernización Jurídica del Registro Civil. Aparte promovimos la publicación de dos Reglamentos Internos del Registro Civil.
Formamos parte de la Antología Poesía Esencial 2013 publicada por la red social cultural Círculo Latinoamericano de Escritores de Argentina; formamos parte de un libro digital sobre las tradiciones de América Latina promovido por la red social cultural Unión Hispoamericana de Escritores de Perú; ganamos el Premio LIMACLARA Internacional de Ensayo 2014 promovido por la editorial LIMACLARA de Argentina y fuimos incluidos en la antología poética “Versos en el aire III” de la red cultural DIVERSIDAD LITERARIA de España. Todas las antologías son ediciones impresas.
Mi sobrino-ahijado, Edgar Iván Morales Padilla, nació en La Paz y sus progenitores son de Sinaloa y mi nieta, Sofía Noemí Ramos Guerrero, nació en Los Cabos y mi hijo es de Culiacán y mi nuera es de Los Cabos. Además quiero decir que mi nieta lleva la sangre de dos profesores cabeños ilustres Leonardo y Virgilio Gastelum.
Pero por lo contrario mi suegra está sepultada en el panteón de Santa Rosa en San José del Cabo y mi padre y madre están sepultados en el panteón de la colonia Guadalupe Victoria en Culiacán.
Pero más allá de nosotros, entre Sinaloa y Baja California Sur hay una mezcla familiar que conlleva una mezcla de sangres y una interrelación sociocultural de dos regiones, de dos historias, de dos culturas donde las costumbres y las tradiciones orales se bifurcan en la necesidad de coexistir.
En lo personal le debemos un agradecimiento a esta noble y soleada tierra llena de montes y mares, llena de historia y de letras; por demás bondadosa con los más de 10 mil sinaloenses que vivimos en Los Cabos; por lo que sólo nos queda decir en nombre del pasado, del presente y del futuro que soy Sinaloense que soy Sudcaliforniano, que soy Sudcaliforniano y que soy Sinaloense que soy: SINSUD.
Que soy SINSUD como la pitahaya y la amapola, como el tomate y la albahaca, como el mango y la guayaba, como las empanadas y los tacos, como la cerveza de los mares del pacífico, como el corrido del Cabo Fierro, como El Sinaloense o como Diana Reyes, cantando con música con tambora.
En la nostalgia de nuestra tierra nativa y de nuestra tierra adoptiva somos SINSUD gracias a dos grandes Estados: Sinaloa y Baja California Sur.
Texto leído en el VIII Encuentro de Escritores Sudcalifornianos “Homenaje al profesor Leonardo Reyes Silva”. La Paz, Baja California Sur; 28 de noviembre de 2014.