REDES…Por Raymundo León Verde
Las irregularidades de la Exportadora de Sal
Vendió sal a precio por debajo de los costos de producción
La Mitsubishi se beneficia
Atraca la empresa a ejidatarios que le rentan tierras
Según la Auditoría Superior de la Federación (ASF) la Exportadora de Sal de Guerrero Negro (ESSA), la poderosa paraestatal 51 por ciento del gobierno federal y 49 por ciento de la corporación japonesa Mitsubishi, en el 2013 vendió la materia prima por debajo de los costos de producción y muy por debajo de los precios internacionales.
En su informe de la cuenta pública de ese año la ASF detectó que en 14 de 23 contratos de venta de sal se fijó un precio de 10.19 dólares por tonelada métrica, cuando el costo de producción fue de 15.25 dólares, es decir, perdió 6 millones 406 mil 200 dólares, equivalentes a 82 millones 568 mil pesos.
La Auditoría reveló que la ESSA reportó ingresos por mil 830 millones 715 mil pesos con una utilidad de 166 millones por la venta de 7 millones 754 mil toneladas métricas de sal, cuando de haberse aplicado el precio de venta internacional, promedio de 70 dólares por tonelada, los ingresos habrían alcanzado 7 mil 97 millones 663 mil pesos con una utilidad de 644 millones 468 mil pesos.
Es decir, ESSA dejó de percibir más de 5 mil 266 millones de pesos de ingresos y 478 millones 164 mil pesos de utilidad.
Cabe mencionar que la Mitsubishi, socio minoritario de la paraestatal, tiene el contrato de exclusividad de comercialización de la sal, por lo que es evidente que en esta transa, la única beneficiaria es la corporación japonesa, que compra barato, pero vende caro a otros países, sin que participe de estas ganancias al gobierno mexicano.
Si bien es cierto que para el 2014 la Mitsubishi sugirió un precio de 18.6 dólares por tonelada y de 19 dólares para el 2016, arriba de los costos de producción, la realidad es que sigue muy distante de los precios internacionales, a pesar de que la ASF ya exhortó a ESSA de que se acerque más a estos, sin que hasta la fecha se le haga caso.
Esta situación pone al descubierto las tremendas desventajas del gobierno federal con relación a su socio japonés que en un descuido podría incluso quedarse con la empresa si esta se declarara en quiebra, pues obviamente sería mano en una negociación de venta.
Y mientras esto sucede a favor de la Mitsubishi, solapada por la dirección de ESSA, los dueños de las tierras que ocupa la empresa salinera más grande del mundo, los ejidos Benito Juárez, Presidente Díaz Ordaz, Héroes de Chapultepec y Gómez Palacio sólo reciben 500 pesos por hectárea de renta al año.
Según el comisariado ejidal de Díaz Ordaz, David García Araiza, entre este ejido y el Benito Juárez le rentan a la ESSA 34 mil hectáreas, aunque la paraestatal les tiene invadidas otras 6 mil que no quiere reconocer como parte de los contratos.
Sin tomar en cuenta esas 6 mil hectáreas, los 300 labriegos de ambos ejidos reciben 17 millones de pesos al año, en promedio 50 mil pesos por cabeza, lo que resulta un insulto si se compara con las ganancias que esas 34 mil hectáreas dejan sobre todo a la corporación japonesa.
Por ello resulta justo su reclamo de que se les mejore el precio de la renta y se renueve y regularice el contrato correspondiente, pues cuando se firmó en 2006 cuando se fijaron los 500 pesos para evitar un estallido social, la renta como tal quedó en 181 pesos y el resto se les compensó con dinero destinado a proyectos productivos como parte del Programa Nacional de Desarrollo, por lo que dicho convenio está agarrado con pinzas, ya que al parecer venció desde hace tres años y medio.
Los labriegos, al menos un grupo representativo de ellos, solicitaron el apoyo del Congreso del estado para revisar su situación, tanto de la renta como del reconocimiento de las 6 mil hectáreas invadidas dentro del contrato, más aún es importante que el gobierno del estado ocupe el lugar que le corresponde dentro del Consejo de Administración de la ESSA, pues según el legislador priista Joel Vargas ese espacio quedó vacío durante la pasada administración.
Las circunstancias financieras por las que atraviesa la ESSA, las transacciones extrañas y sospechosas como aceptar precios por debajo de los costos de producción, los constantes movimientos de directivos desde la salida de Juan Bremer, la lucha por el poder interno, y el injusto pago a los ejidatarios por la renta de sus tierras, entre otras cosas, exigen que el gobierno estatal asuma su lugar en el Consejo, junto con la Secretaría de Economía, la Secretaría de Hacienda y la Mitsubishi para tomar nota de lo que está pasando en la paraestatal y hacer las observaciones pertinentes en beneficio de los habitantes de la zona donde está enclavada la salinera, pues más allá de Guerrero Negro, o una parte de Guerrero Negro, el resto de las comunidades de la reserva de la biosfera del Vizcaino viven en un deplorable atraso urbano, sin pavimentos, sin drenaje, con una carretera descuidada y basureros clandestinos.
Ya es tiempo de que se ponga orden en la ESSA y de que sus beneficios se extiendan más allá de los japoneses y directivos consentidos, que ingresen más recursos al gobierno federal y a su vez estos se traduzcan en progreso para toda la Pacífico Norte.
Por lo que toca a los ejidatarios que rentan sus tierras a la ESSA no pueden seguir como ricos en bienes, pero pobres en dinero, ciertamente merecen un trato más justo y respetable, pues había un directivo que incluso los calificada de “indios” y les obligaba a que se pusieran zapatos y se quitaran el sombrero si querían entrar a su oficina. Ahora Mario Alberto Cantú, el nuevo mandamás de la empresa ni siquiera los quiere recibir. Eso es inadmisible.
Para sus comentarios raymundoleon2004@yahoo.com.mx